La debilidad del Congreso.
El Congreso ha tenido un desempeño en la autoridad para
legislar y supervisar muy pobre. Esto no se debe por un desequilibrio de
autoridad entre los dos poderes de gobierno sino del sistema político que han
incrementado significativamente el alcance del poder presidencial.
El mandato constitucional del poder legislativo establece
el origen y la supervivencia del Congreso, lo faculta para desempeñar las dos
funciones para las que fue creado y le otorga los medios para hacerlo.
El origen y la supervivencia del Congreso está garantizado por la
constitución.
La facultad para legislar es amplia y, de las tres ramas de gobierno como
el poder legislativo es el que cuenta con el mayor número de prerrogativas en
las esferas económica, política, administrativa, judicial y social.
Las facultades con las que cuenta el poder ejecutivo parecen ser
suficientes y adecuados para hacer efectiva la división de poderes y cumplir
con el propósito de contrabalancearlo.
Congreso se
encuentra limitado para llevar a cabo sus funciones ante el poder ejecutivo.
El congreso tiene una restricción para llevar a cabo el
rumbo específico a la política mediante la legislación y para vigilar la
aplicación de las políticas y los actos regulatorios del poder ejecutivo, y
esto es debido a causa de la presidencia que también está constitucionalmente
dotada con facultades legislativas: poder de veto, facultad para presentar
iniciativas de ley y autoridad para elaborar reglamentos promover
decretos.
En México, la función legislativa del Congreso ha sido muy limitada. No
sólo se trata de que los legisladores sean los que dan origen a iniciativas de
ley sino que tampoco desempeñan la función de detener o modificar
sustancialmente los proyectos de ley enviados por el ejecutivo.
Han habido estudios acerca la conducta del congreso respecto a las
iniciativas de ley del ejecutivo presenta la evidencia de que el Congreso tiene
debilidad.
La fuente de la debilidad del congreso se debe buscar en
los factores ajenos a los poderes que la Constitución otorga al ejecutivo
y al legislativo, para que así haya un equilibrio respectivo.
El terreno es propicio para que el poder ejecutivo se
apropie del legislativo ya sea mediante la delegación o la abdicación de las
facultades de este.
Existen dos factores para que se explique el hecho de que el congreso no
cumpla con su función constitucional y de que renuncie a sus facultades en
favor del ejecutivo, y ambas tienen que ver con la penetración de este último a
la función de representación del Congreso. a) se ha asegurado para sí mismo el
apoyo de grandes contingentes de legisladores y b) ha hecho que el interés de
los legisladores resida en actuar no como un poder de contrapeso del ejecutivo
sino como un aliado urgente permanente este último.
El poder ejecutivo ha generado grandes mayorías para su partido
interfiriendo en la competitividad del sistema, mediante su intromisión en la
legislación partidaria y electoral. Al obtener el control sobre la
representación el ejecutivo establece las condiciones para que el Congreso
renuncie a sus facultades para legislar y para vigilar al poder ejecutivo.
Si nos ponemos a ver el país durante la década de 1930 y
principios de la década de 1940 en particular del desarrollo del partido
oficial de la fecha de su creación 1929 hasta su transformación es el bien
conocido PRI puede decirse que la competitividad del sistema político se vio
restringida mediante el sometimiento de la participación política fuera de la
corriente dominante y los obstáculos insuperables y mediante el aumento legal
del control ejecutivo sobre las cuestiones electorales.
Mediante las condiciones de competencia participación, el
establecimiento de condiciones marcadamente desiguales y la atención del
control sobre las instituciones encargadas de organizar las elecciones se
garantizó que el Congreso estuviese formado por grandes mayorías del
partido del Presidente.
El sistema de partidos resultantes se caracterizó por ser
hegemónico, un sistema del que no era posible que ningún otro partido o
coalición de partidos se opusiera con efectividad del partido mayoritario.
Hasta 1988 cuando la oposición obtuvo el 48% de los escaños, el PRI
no sólo tenía la mayoría absoluta para aprobar todas las leyes, sino que
también contaba con la mayoría necesaria para alterar la constitución. Con todo
el hecho de contar con grandes contingentes legisladores, esto no es suficiente
para garantizar el equilibrio entre la rama del gobierno y que se inclina en
favor del poder ejecutivo.
Otras tres características se combinaron para fortalecer
al poder ejecutivo frente al congreso, a) Un partido altamente centralizado y
disciplinado capaz de controlar la selección de candidatos, b) La coincidencia
de la presidencia del país y la presidencia del partido oficial en la misma
persona, c) la cláusula de la no reelección.
En resumen, lo que encontramos en el periodo de
estabilidad del sistema político es un conjunto de factores institucionales y
partidistas que se combinaron para producir un equilibrio de poder entre las
ramas de gobierno, que favoreció al poder ejecutivo. La transición no ha
modificado las facultades formales del ejecutivo, pero si ha erosionado sus
poderes partidistas y lo llevará la revaloración de sus facultades formales y a
una corrección del equilibrio de poder entre el ejecutivo y el congreso.
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