domingo, 30 de septiembre de 2012

Reflexión del capítulo 4 de "Sobre la Revolución" de Hannah Arendt.


El fin de la revolución es la libertad, pero para asegurarla debe existir una constitución y lo ejemplifica de manera clara en palabras de Jhon Adams ºni la moral, ni la riqueza, ni la disciplina de los ejércitos, ni el conjunto de todas estas cosas, se logrará sin una constitución." El problema central que encuentra Arendt sobre las constituciones es que estas no contienen nada de revolucionarias (ni en contenido, ni en origen), ya que un gobierno constitucional es un gobierno limitado por el derecho y la salvaguardia de las libertades civiles mediante garantías constitucionales, estas limitan el poder del gobierno, y las libertades que el gobierno constitucional garantiza son de carácter negativo, el voto o los impuestos es solamente una salvaguarda de éste. La diferencia entre la versión americana y francesa, es que la primera proclama la necesidad de gobiernos civilizados para toda la humanidad, y la segunda es que proclama la existencia de derechos con independencia ya l margen del cuerpo político y llega a identificar estos pretendidos derechos. El error de los hombres de la revolución francesa fue creer que el poder y el derecho tenían su origen en la misma fuente. En cambio la constitución norteamericana deriva su autoridad general en autoridades subordinadas, o corporaciones subordinadas. Estas conservaban el poder entre cada corporación, su fuente de autoridad.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Síntesis de “Republicanismo y constitución. Una lectura arendtiana de los Federalistas.” de Celia Alejandra Ramírez Santos.


Mucho se ha escrito sobre el carácter nostálgico propio del pensamiento de  Arendt respecto del mundo griego y romano; sin embargo, debe verse en este interés por el mundo antiguo precisamente la búsqueda de la especificidad del mundo moderno y con ello la búsqueda de categorías propias de los fenómenos sociales y políticos ocurridos en la modernidad. Debe quedar claro que Arendt no pretende pensar la modernidad con las categorías del mundo antiguo, ella sabe que esto no es posible, aunque algún resquicio de esas categorías quede en nuestro imaginario político. Por ello acude a dos momentos que rompen por completo con la Antigüedad y fundan nuevas categorías para pensar el mundo político moderno: la revolución francesa y la revolución americana.
El interés que mueve a Arendt es el de la necesidad de repensar la política moderna a la luz de sus fundamentos históricos y de sus resultados en la actualidad. Le interesa encontrar categorías que, además de describir, transformen el mundo en el que nos situamos más allá de la mera connotación del cambio y la lucha implícita en la comprensión común del término “revolución”. Arendt busca que dichas categorías correspondan con estas nuevas realidades políticas que suelen rebasarnos. Ella se empeña en comprender y apropiarse como pensadora rigurosa de lo político más que  como una simple nostálgica del pasado. Al acercarnos al análisis que hace Arendt sobre el término “revolución”,  sorprende ver que para ella la revolución no es un simple cambio como las mutatuio rerum romanas o la lucha de clases marxista, ni tampoco se puede erigir como la búsqueda de la libertad simplemente entendida como libre movimiento: Arendt propone comprender a la revolución como la búsqueda de la liberación siempre y cuando ésta liberación tenga como finalidad la fundación de la libertad como capacidad de actuar.
Según Arendt, una de las grandes confusiones por las cuales se le ha otorgado demasiada importancia histórica a la revolución francesa es la equiparación entre liberación y libertad. Si bien la “liberación” como medio de emancipación tiene un merito político, ésta no debe ser el fin último de la revolución. Con la idea de liberación nos referimos al rompimiento con las ataduras provenientes de la necesidad, tales como las ataduras biológicas o materiales, así como con las ataduras provenientes de la obediencia por resguardo de la propia vida o liberación de la opresión. Cuando hablamos de libertad -en los términos en lo que Arendt esta pensando- se trata de una libertad para actuar, para participar, para transformar el mundo.
Liberación, por otra parte, en la medida en que esta circunscrita a la lucha con el ámbito de la necesidad suele permanecer en el terreno que Arendt describe en otro momento como el ámbito de la labor. En la labor nos liberamos de la necesidad biológica y se saldan los requerimientos básicos para la vida. La libertad, en cambio, está dirigida a un mundo humano construido en común. Así, más que una condición, se trata de un resultado de la acción concertada: la acción se circunscribe al ámbito de la acción y de la vida política. Dicho lo anterior podemos ver porqué para Arendt el papel liberador de la Revolución francesa resulta insuficiente para la realización de los más altos fines políticos que pudiera perseguir cualquier revolucionario: resulta insuficiente para fundar la libertad.
Diremos que la liberación se entiende en oposición a la tiranía y la libertad se circunscribe en instituciones más allá de esta lucha. El fin de la revolución, afirma Arendt, no es la libertad sino la liberación. La libertad viene y debe venir después  única y exclusivamente para no permanecer en un constante estado de liberación. Por consiguiente, la libertad sólo es posible bajo un orden institucional que le da forma  y cause. En esto consiste la gran diferencia entre la revolución francesa y la revolución americana. La primera libera, la segunda funda la libertad.
Como puede apreciarse, evidentemente la preocupación de Arendt consiste en pensar cómo fundar la libertad y considera que los ideólogos de la revolución americana tuvieron más clara esta consigna cuando describe lo siguiente: “En América, la insurrección armada de las colonias y la Declaración de Independencia fue seguida por una pasión espontánea de constitucionalismo en las trece colonias, de tal forma que no se produjo ninguna brecha, ningún vacío, apenas  un compás de espera entre la guerra de liberación, la lucha por la independencia, que era la condición de la libertad y la constitución de los nuevos Estados”. Dicha pasión por el constitucionalismo no se redujo al establecimiento de derechos civiles como límites al gobierno tal y como sucedió con algunas de las constituciones impuestas en Francia después del fracaso de la Revolución; por el contrario, con la vuelta a la revolución americana Arendt se resiste a reducir el constitucionalismo a gobierno limitado porque ello implicaría entender al poder y a la libertad únicamente como lo entiende el liberalismo y, por tanto, confinar la libertad únicamente a su ejercicio negativo. Como buena republicana, Arendt quiere rescatar el sentido positivo de la libertad, sentido que para los republicanos clásicos y para los fundadores americanos tenía tanta relevancia.  En consecuencia, la forma mediante la cual la libertad positiva se hace presente en la obra de Arendt es a través de su concepto de poder que, como se sabe, se opone al concepto de dominación. Asímismo, en los federalistas es posible equiparar al concepto libertad con el de poder justamente por su carácter positivo y por su fuerte implicación con la pluralidad. La libertad entendida como poder se manifiesta en la capacidad que tienen los seres humanos de actuar concertadamente y se puede concretar institucionalmente en un gobierno republicano constitucional que posibilite y promueva la acción y que, a su vez, valore positivamente a la pluralidad.
Para hablar de libertad es necesario reconocer que los derechos civiles son, sin lugar a dudas, conquistas políticas importantes.
A partir de su crítica a la Revolución Francesa,  Arendt cuestiona hasta qué punto igualar constitucionalismo al gobierno limitado implica afirmar que el gobierno constitucional nace de la necesidad de poner limites al poder del pueblo que ha sido incapaz de darse un gobierno y, por lo tanto, así entendida esta constitución es impuesta por un gobierno que no es constituido por el poder del pueblo. Esta reducción del constitucionalismo nace de la confusión entre “poder de acción” y” control” o “límite al gobierno”, confusión parecida a la de “liberación” y “libertad” respectivamente debido a que toma al efecto por la causa. La liberación es condición de la libertad, pero no puede ser reducida a la primera. Del mismo modo, la limitación y el control del gobierno a partir de los Derechos es condición del poder y éste no puede reducirse ni al gobierno ni a los Derechos: el poder es la forma positiva de la libertad y por eso no puede ser simplemente limitación. Se trata, entonces, de la concreción de las acciones en acciones concertadas y es por eso que el poder sólo se puede predicar de muchos y no de uno solo.
He aquí el núcleo de mi argumentación. Considero que si la idea de poder en Arendt procede de su apego a los principios federalistas ello se debe a su noción positiva del mismo. En el conjunto de textos que conforman “El Federalista” podemos ver desarrollarse largamente el tema del poder pensado de manera positiva, pensado como unión. Podemos ver que en estos pensadores el poder procede de una unión concebida no como unión territorial, ni unanimidad de opiniones, ni como homogenización de la sociedad, tampoco como soberanía o como dominio por una unión, sino como unión en la construcción de las leyes que dan fundamento a la libertad. Como puede apreciarse, esta es la forma en que Arendt entiende al poder: como capacidad para actuar concertadamente  y que, al mismo tiempo, garantiza el espacio de acción a futuro y la estabilidad de las acciones políticas. En el planteamiento de Arendt, se habla de Unión y no de soberanía debido a que resulta incompatible con el establecimiento de una republica donde sea posible la pluralidad y no simplemente la individualidad o la libertad de movimiento. Arendt no se adhiere a los teóricos de la soberanía porque esta idea va en contra de la idea republicana de que el poder reside en el pueblo. El poder no puede ser pensado como soberanía del pueblo porque lleva implícita la creencia rousseauniana de que el pueblo puede ser representado como una sola voluntad, como una voluntad general. Para los teóricos de la Soberanía, desde Bodin hasta Jouvenel, ésta implica el acto de ceder el poder de cada individuo a uno sólo dejando a dichos individuos en condiciones de  impotencia y aislamiento. Para Arendt no hay condición más peligrosa para los individuos que su perdida de poder, por ello insiste en que la unión entre individuos consiste en la capacidad de hacer y cumplir promesas de modo que cada uno conserva su poder y, mediante el mecanismo de promesas, pueden ampliar dicho poder pero nunca se verán en la necesidad de cederlo y quedarse desprovistos de su capacidad de acción. La idea de soberanía, por su parte, se rechaza por otra noción heredera del pensamiento político de Montesquieu, tan presente en Arendt como en los federalistas. Montesquieu es uno de los primeros pensadores que establece una nueva forma de entender al poder ya no como dominación, sino como capacidad cuando señala que “el poder contrarresta al poder” y que, por ello, es necesaria la división de poderes característica del republicanismo moderno y de los gobiernos constitucionales que pretenden, como el americano, abrir paso a la pluralidad. La división de poderes no supone la disminución de poder, sino su correcta distribución mediante un sistema de pesos y contrapesos entre poderes que proceden del mismo origen. Su fuente será, por tanto, el pueblo, pero deberá cumplir distintas funciones en el proyecto de estabilidad encarnado en un gobierno republicano constitucional.
La división de poderes es uno de los rasgos característicos del constitucionalismo que más ha influido en el republicanismo moderno y constituye una de las categorías a las que Arendt otorga mayor importancia; sin embargo, la división de poderes como sistema de frenos y contrapesos aún reserva alguna visión del constitucionalismo como límite, como libertad negativa y como control del poder. Debo insistir en la preocupación de la autora por la positividad del gobierno constitucional en la generación de vínculos en la comunidad política de la que emana. Para ilustrar mejor lo que sucedía en la sociedad norteamericana en proceso de refundación del poder, referido a la constitución,  podemos acudir a lo que Adams entendía por constitución más allá del límite al gobierno: “Una Constitución es una norma, un pilar y un vinculo cuando es comprendida, aprobada y respetada, pero cuando falta esta armonía y lealtad puede convertirse en un globo cautivo que flota en el aire”.
En suma, se ha acusado a Arendt de conservadora apoyándose en el argumento de que entiende a la revolución como restitución del poder y porque invoca a la tradición. En mi opinión, considero que no debe llamarse conservadora a una pensadora que intenta rescatar la especificidad del mundo político moderno con categorías que puedan comprenderse de una manera enteramente nueva y autónoma aunque dichas categorías provengan del mundo antiguo. En todo caso, si Arendt es conservadora por reconocer que la revolución no puede concebirse como un rompimiento total con el orden que le precede, entonces debemos aclarar que su intención es hacer patente el hecho de que ninguna categoría política es tan original o enteramente nueva que no pueda ser compartida por la comunidad y, por el contrario, que para que cualquier categoría política que se pretenda fundamento político funcione a nivel colectivo debe ser compartida como parte de un mismo imaginario político, o bien como parte configurante  de un mismo origen de la comunidad política a la que se pertenece y se respeta. Por tanto, al igual que los Padres fundadores, el recurso a la tradición es para Arendt no sólo el retorno al origen en la forma del discurso fundacional que provee de sentido y que le da fuerza política y efectividad a la autoridad de las leyes, sino también el poder pensar de manera creativa y autónoma las formas políticas de la modernidad. [sic]

martes, 25 de septiembre de 2012

Ensayo sobre el modelo deliberativo democrático de Arendt.


Para Hannah Arendt, el pueblo debía participar activamente en la política, no solo durante el día de las elecciones y después de estas, dejar toda la política en manos del soberano elegido. Para Arendt, esta participación activa del pueblo tenía una influencia transformativa, ya que podía llevar a cuestionar los
valores, las formas de preguntar e interpretar los asuntos públicos, que se han establecido como más razonables o aceptables, al mostrar nuevos aspectos u otras experiencias que pueden resultar relevantes para discutir sobre tales asuntos. El conformar y confrontar el propio punto de vista a través de las perspectivas de los demás, era para Arendt, el uso público de la razón netamente político. Ahora, ¿qué es la razón pública? Esta el la forma de razonar que se encuentra en el sentido común. Esta confrontación de ideas es necesario para que el ciudadano piense, sea autocrítico y crezca, en vez de solo ejercer una libertad negativa. Cuando no se promueven mecanismos de participación entre los ciudadanos se da el peligro de que se imponga una única perspectiva, o como en las sociedades de masas, que se agoten las expresiones de la pluralidad, y que los individuos se retiren a los espacios íntimos, donde prevalecen sus intereses y necesidades privadas.  A través de este enfrentamiento de diversas perspectivas se creaba un “sentido común”, que no era fijo ni estable, sino al contrario, cambiaba en el momento en el que un individuo ponía otra perspectiva en pleno. Es importante destacar que la pluralidad de participantes es importante para suscitar la reflexión sobre la identidad de cada uno de estos y sobre sus interrelaciones.
¿Cómo se suscitaban todos estos de confrontamientos de perspectivas? Mediante el diálogo en un debate público y abierto. Esta era la manera en la que, para Arendt, los individuos podían participar activamente  en la política. Ahora, para que el diálogo sea exitoso, debe de existir una igualdad en las oportunidades para delibarar, debe haber un intercambio libre y abierto de la información entre los participantes así como la existencia de procedimientos fundamentales.
Para concluir se hace la denotación de que Arendt considera que los juicios políticos no son comprensibles desde el modelo de verdad, porque no hay criterios definitivos para zanjarlos, de modo que el desacuerdo permanece como una posibilidad siempre abierta y no eliminable, aun cuando las posiciones enfrentadas enfoquen el asunto de manera imparcial. En esa medida, a su modo de ver, los juicios políticos no pueden exigir, obligar el acuerdo, como lo harían los hechos demostrables o la verdad probada, sino que se caracterizan por solicitar el asentimiento del otro, con la esperanza de llegar a un acuerdo con él.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Cuestionario de "Democracia y pluralidad en Hannah Arendt" por Laura Quintana


Define el estado de derecho en sus dos acepciones marcando la diferencia.


Estado legislativo de derecho: Se caracteriza por el principio de legalidad, es decir, por la afirmación de la primicia de la ley sobre los restantes actos del Estado hecha efectiva por el funcionamiento de unos tribunales destinados a garantizar la legalidad de la acción de la Administración estatal. una norma jurídica es válida no por ser justa, sino exclusivamente por haber sido «puesta» por una autoridad dotada de competencia normativa.

Estado constitucional de derecho: Se caracteriza por el principio de constitucionalidad, es decir, por la primicia de la Constitución sobre la ley y por el funcionamiento de una jurisdicción que entienda de la constitucionalidad de los actos del Estado, incluida la propia ley.

Los dos son Estados que cuentan con una constitución, la diferencia es que en el primero los derechos de los individuos no existen y en el segundo sí.


¿En qué consiste la visión liberal de la democracia?

En la visión liberal de la democracia, el  gobierno es un aparato de administración que regula los intereses privados teniendo a la vista ciertos bienes públicos y, en particular, pone en tela de juicio la concepción de ciudadanía que se desprende de tal visión.
El modelo liberal asume que la capacidad ciudadana consiste en reclamar derechos individuales y un tratamiento igualitario, así como en influir a los que, efectivamente, toman las decisiones.

¿Qué papel juega el gobierno en esta visión y a qué clásico de la política se refiere de los vistos en clase?

El gobierno es un instrumento que tiene como objetivo alcanzar el bien común previamente establecido.
Se refiere a la teoría de contractualismo de Kant.

¿Que significa según la autora el que “el poder resida en el pueblo”?

Significa que el pueblo participe en el propio gobierno y no solamente en el día de las elecciones.

¿Cuál es su crítica a este modelo liberal clásico?

[...] las libertades que el gobierno constitucional garantiza tienen todas un
carácter negativo [...], no son ciertamente "poderes en sí mismos, sino
simplemente una exención de los abusos de poder"; no pretenden una
participación en el gobierno sino una salvaguardia contra éste [...].

Para Arendt esto funciona como un mecanismo para contralar el poder, en vez de funcionar como mecanismos de partición

¿Qué significa libertad política desde su visión?

La libertad política, en su acepción más amplia, es la libertad a participar en el gobierno.


Explica la definición de Habermas de republicanismo comunitarista.

El modelo republicano comunitarista se caracteriza, en primer lugar, por concebir la política desde el trasfondo de una identidad colectiva, y por suponer que la interacción pública de los ciudadanos, y su mutuo entendimiento, dependen de un previo consenso ético substantivo. De esta forma se asume que al deliberar públicamente los ciudadanos sólo tendrían por objeto poner al descubierto esos presupuestos compartidos por una comunidad étnica o cultural, con vistas a hacer explícita una "voluntad general".De modo que se trata de un modelo que sólo podría funcionar en comunidades pequeñas, relativamente homogéneas.


¿Qué es lo público desde la visión agonística de Arendt?

Para Arendt, lo público es un dominio del discurso abierto en el que confluyen diversas visiones, identidades e intereses. Es un espacio de aparición en el que las personas, al exponer sus identidades, pueden relacionarse entre sí y mantener cierta distancia.


¿Por qué la autora rechaza los términos de voluntad general y opinión pública?

La voluntad general y la opinión pública, dan a entender una confluencia plena, una unidad indivisa de los ciudadanos, en sus valoraciones y modos de pensar, para insistir en la idea de pueblo.  Arendt rechaza estos conceptos porque para ella el reconocimiento de que la deliberación sólo puede darse entre una pluralidad de puntos de vista, con la insistencia en que nadie puede formar su propia opinión sin contrastarla con las de los demás


¿Por qué su visión republicana no afirma la idea de una identidad nacional?

Porque para ella el que los ciudadanos compartan un mismo lenguaje u origen étnico y cultural no es un factor decisivo para que la política llegue a desarrollarse.



¿Cuáles su crítica al sistema de partidos y a la representación?

Ella sugiere que las instituciones representativas se conciban como foros para la deliberación en los que se reconocen, filtran y depuran los puntos de vista que los ciudadanos han podido conformar, a través de diversas esferas de participación institucionales y no institucionales.


¿Cómo funcionarían los consejos revolucionarios desde su visión?

Funcionarían como formas de autogobernarse independientes del poder del Estado, en los cuales se formarían las opiniones políticas y la voluntad.


¿Que pasa cuando no se promueven mecanismos de participación entre los ciudadanos?

Cuando no se promueven mecanismos de participación entre los ciudadanos se da el peligro de que se imponga una única perspectiva, o como en las sociedades de masas, que se agoten las expresiones de la pluralidad, y que los individuos se retiren a los espacios íntimos, donde prevalecen sus intereses y necesidades privadas. Pero además, sin el ámbito público y la diversidad de puntos de vista que lo habitan, el ciudadano no podría ejercer su libertad política, sino que permanecería atado a los propios prejuicios y asunciones idiosincrásicas, sin poder emprender ni comprender nada nuevo, y sin poder pretender alcanzar el acuerdo de individuos diversos.


Investiga que significa libertad negativa (puedes checarlo en I. Berlin)

Berlin nos indica que la libertad negativa equivale a la no interferencia, a la posibilidad de actuar como mejor nos lo parezca sin que nadie se interponga u obstaculice nuestros actos.


¿Cuál es la ventaja de la participación ciudadana en los asuntos públicos?

La participación activa de los ciudadanos en espacios públicos diversos, como los movimientos sociales, puede tener, a su modo de ver, un rol transformativo, pues puede llevar a cuestionar los valores, las formas de preguntar e interpretar los asuntos públicos, que se han establecido como más razonables o aceptables, al mostrar nuevos aspectos u otras experiencias que pueden resultar relevantes para discutir sobre tales asuntos.






¿Cómo se descentralizaría el poder estatal según la autora?

A través de asambleas regionales pequeñas que converjan en otras mayores. De suerte que los debates locales puedan alimentar los debates nacionales, y de modo que puedan ser escuchadas voces y perspectivas que podrían ser excluidas u omitidas por los intereses de partido o económicos que suelen imponerse en los medios masivos de comunicación.


¿Cómo influyen los espacio de deliberación pública en la lucha contra la
cultura de masas y la tiranía de los medios de comunicación?


La participación en espacios de deliberación pública incide positivamente en la formación de tales opiniones y en su calidad. Dado que, como puede seguirse de lo dicho, es más probable que al exponerse públicamente, las opiniones puedan formarse teniendo en cuenta los puntos de vista más pertinentes, que sean menos propensas a excluir perspectivas de ser reconocidas, que puedan formarse de manera reflexiva y no meramente por la manipulación de los medios masivos de comunicación y, sobre todo, que puedan considerarse públicas con más derecho, en tanto que recogen posiciones no idiosincrásicas ni interesadas sobre los asuntos que les conciernen a los participantes.



¿Porqué es importante la participación de los ciudadanos en política y cuál es la consecuencia de su ausencia?

La autora enfatiza que cuando no se promueven mecanismos de participación entre los ciudadanos se da el peligro de que se imponga una única perspectiva, o como en las sociedades de masas, que se agoten las expresiones de la pluralidad, y que los individuos se retiren a los espacios íntimos, donde prevalecen sus intereses y necesidades privadas. Pero además, sin el ámbito público y la diversidad de puntos de vista que lo habitan, el ciudadano no podría ejercer su libertad política, sino que permanecería atado a los propios prejuicios y asunciones idiosincrásicas, sin poder emprender ni comprender nada nuevo, y sin poder pretender alcanzar el acuerdo de individuos diversos.

La autora sostiene, retomando algunas ideas que encuentra en Madison, que así como las libertades negativas podrían defender al ciudadano de la opresión de sus gobernantes, del mismo modo los derechos a una participación activa podrían mantener a salvo "a cada sector de la sociedad de las injusticias de las restantes", manteniendo fuera de riesgo "los derechos de los individuos o de las minorías [...] frente a las cabalas de intereses de la mayoría". En efecto, Arendt supone que la promoción de mecanismos de participación en diversos espacios públicos impide que se formen opiniones mayoritarias sin procesos deliberativos previos y, por ende, mayorías que no han tenido que confrontarse ni reconocer a las minorías.

Así mismo, la participación activa de los ciudadanos en espacios públicos diversos, como los movimientos sociales, puede tener, a su modo de ver, un rol transformativo, pues puede llevar a cuestionar los valores, las formas de preguntar e interpretar los asuntos públicos, que se han establecido como más razonables o aceptables, al mostrar nuevos aspectos u otras experiencias que pueden resultar relevantes para discutir sobre tales asuntos. Esto significa que la participación pública no sólo puede posibilitar que voces minoritarias logren influir sobre las mayoritarias, sino que puede permitir renovar los procedimientos y marcos desde los cuales se enfocan las cuestiones públicas mismas.


¿Cuál es el deber del Estado en torno a la “participación” de los ciudadanos?

Arendt no sólo insiste en una participación activa de los ciudadanos en espacios no estatales, sino que considera que el Estado, y en especial el sistema representativo, debe darles voz a esos espacios y estar abierto a las formas de participación deliberativa


¿Cómo entiende Arendt el “uso público de la razón” kantiano?

insiste en que la participación en espacios de deliberación pública incide positivamente en la formación de tales opiniones y en su calidad. Dado que, como puede seguirse de lo dicho, es más probable que al exponerse públicamente, las opiniones puedan formarse teniendo en cuenta los puntos de vista más pertinentes, que sean menos propensas a excluir perspectivas de ser reconocidas, que puedan formarse de manera reflexiva y no meramente por la manipulación de los medios masivos de comunicación y, sobre todo, que puedan considerarse públicas con más derecho, en tanto que recogen posiciones no idiosincrásicas ni interesadas sobre los asuntos que les conciernen a los participantes. Precisamente es a partir de esta última consideración que, para Arendt, adquiere pleno sentido la lección kantiana sobre un "uso público de la razón". Pues, a su modo de ver, mientras la libertad de palabra y de pensamiento, como la entienden los liberales clásicos, Es el derecho de un individuo a expresarse [...] para poder persuadir a otros a fin de que compartan su punto de vista. Y esto presupone que yo puedo pensar del todo por mí mismo y que mi reivindicación ante el gobierno es que me permita propagar aquello que elaboré en mi mente. La opinión de Kant sobre este tema es muy distinta: cree que la facultad de pensar depende de su uso público [...] [que] "la razón no está hecha para adaptarse al aislamiento sino para la comunicación".


¿Qué entiende la autora por “pensar”?

Es la posibilidad de conformar y confrontar el propio punto de vista a través de las perspectivas de los demás.


¿Qué es la “razón pública” desde la perspectiva de la autora?

La razón pública no supone, a su modo de ver, un razonamiento establecido, consistente, por ejemplo, en las "formas de razonar que se encuentran en el sentido común, y en los métodos y conclusiones de la ciencia cuando éstos no son controvertidos", como lo sería para Rawls, ni puede decirse que haya una sola razón pública entre las muchas razones no públicas. Desde el punto de vista de Arendt, en efecto, como destaca Button, la publicidad no sería un proceso ya dado y definido, al que se le otorga un valor normativo de acuerdo con un modelo de razonamiento establecido,ni "una cualidad singular" que pueda añadirse a un "criterio prepolítico", como las formas de razonar de un supuesto sentido común o de las ciencias, sino que sería "un campo abierto", una potentia viva.
Se trata de una idea que la autora también enfatiza al sugerir que lo público, sus límites, y lo que puede considerarse como tal, varía históricamente. En sus palabras: La vida cambia constantemente, y hay constantemente cosas alrededor de la cuales se desea conversar. En todos los tiempos las personas que viven juntas tendrán asuntos que pertenecen a la esfera pública que merecen ser conversados en público. Lo que sean estos asuntos en cada momento histórico es tal vez completamente diferente


¿Qué entiende Arendt por “sentido común”?

Esta consideración indica además que el sentido común no es, para Arendt, un conjunto de creencias fijas y de formas de razonamiento "generalmente aceptadas". Más bien se trata del mundo en común que se conforma y se transforma a través del encuentro de diversas perspectivas sobre los asuntos que a los actores les conciernen mutuamente, a través del tiempo, los contextos y sus instituciones.


¿Cuál es la importancia de la “pluralidad” en el pensar?

La pluralidad de participantes que aparecen como diferentes los unos de los otros es fundamental para suscitar la reflexión sobre la identidad de cada uno y sobre sus interrelaciones.


¿Cuáles son las condiciones para que se pueda dar el “diálogo” entre los hombres?

Procedimientos fundamentales por parte de todos los participantes, oportunidades iguales para tomar parte en la deliberación, o el intercambio libre y abierto de información, entre otras, son condiciones que pueden posibilitar un debate público libre y abierto.
lo fundamental es advertir que individuos y grupos diversos pueden actuar conjuntamente teniendo a la vista los asuntos que les conciernen, al reconocer, mediante el respeto mutuo, la distancia que los separa; al permitir la expresión de sus diversos puntos de vista, al constatar que hay algo que puede ser aprendido de ellos, y al reconocer que sus perspectivas pueden ampliarse o transformarse en la misma interacción comunicativa


¿Por qué no debemos hacer “juicios políticos” desde la postura de la verdad?

Arendt considera que los juicios políticos no son comprensibles desde el modelo de verdad, porque no hay criterios definitivos para zanjarlos, de modo que el desacuerdo permanece como una posibilidad siempre abierta y no eli-minable, aun cuando las posiciones enfrentadas enfoquen el asunto de manera imparcial. En esa medida, a su modo de ver, los juicios políticos no pueden exigir, obligar el acuerdo, como lo harían los hechos demostrables o la verdad probada, sino que se caracterizan por solicitar el asentimiento del otro, con la esperanza de llegar a un acuerdo con él.